Counseling

La comprensión empática puede expresarse a través de dos modalidades. Una consistiría en comprender la experiencia del otro a través de activas operaciones cognitivas, tales como la asunción imaginativa del “role” o el análisis conceptual. Según esto el terapeuta observa la experiencia del cliente, observa también sus propias reacciones y se imagina a sí mismo en el lugar de la otra persona y desde ahí saca sus propias deducciones acerca de la situación interna del cliente. En este sentido la inferencia de carácter más bien cognitivo, sería el camino para conocer la mente y la experiencia de la otra persona.

Existe, sin embargo, otro modo de adquirir la comprensión del estado anímico del cliente, la empatía sería más un modo experiencial de conocer que una comprensión conceptual.

Según esto una comprensión empática más observacional e inferencial sería más la pretensión psicoanalítica, mientras que los partidarios de la terapia centrada en el cliente abogarían más por una comprensión tácita más intuitiva y experiencial.

 

 

Esta diferencia de enfoque refleja, más bien, las diferentes metas pretendidas por los diversos sistemas a través de la comprensión empática.

 

 

“Para los terapeutas psicoanalistas la empatía sirve, en último extremo para ayudarles a comprender el ángulo referencial general de la persona, es decir cómo ella característicamente construye y experimenta la realidad y cómo esta construcción está basada en su propia historia, de ahí el énfasis en la asunción del “role” y la inferencia conceptual. En cambio para la terapia experiencial y centrada en el cliente la meta principal es la sintonía comunicativa (captar la inmediatez de la experiencia del cliente, el ángulo de referencia desde el que opera en el momento presente), centrándose así más en la aprehensión tácita de la experiencia inmediata”.

 

 

Las operaciones del terapeuta en estas dos concepciones de la comprensión empática serán, consiguientemente, en alguna manera diferentes. Mientras la sintonía comunicativa pretende cerciorarse de la adecuada comprensión del ángulo de referencia inmediato de la persona y, por tanto, utilizaría predominantemente, aunque no exclusivamente, los reflejos empáticos, la otra posición intentaría no sólo centrarse en las inmediatas comunicaciones de la persona, sino que para obtener una comprensión más general de la experiencia, realizaría preguntas o interpretaciones que llevaran a comprender las pautas existentes en la experiencia de la persona.

 

 

Ambas posiciones, sin embargo, admitirían la proyección imaginativa del terapeuta sobre “los zapatos del cliente” y lo que es más importante aún, la consideración de la comprensión empática como una compleja comprensión de carácter cognitivo-afectiva. Aunque ambas tengan un acercamiento distinto en ningún modo pueden considerarse mutuamente exclusivas.

 

 

La naturaleza de la empatía no queda, sin embargo, agotada en la comprensión empática, sino que incluye otra dimensión importantísima, de la que se prescinde con frecuencia, a saber: la experiencia, es decir, la habilidad para sintonizar e identificar adecuadamente la propia experiencia.

 

 

La relación íntima con el cliente que supone la empatía no deja al terapeuta indiferente, ni con un mero papel de espejo objetivo,  como quizá pudiera pensarse en la época de la no directividad rogeriana, aunque tampoco debiera suponer una identificación con el sentimiento concreto del cliente. Por esta razón, ya nos indica Rogers: “sentir la rabia del cliente, o su temor, o confusión como si fuera propia, pero sin que tu propia rabia, temor o confusión queden ligados”.

 

 

La empatía auténtica no puede ser considerada como una destreza mecánica, sea ésta reflejo del sentimiento o cualquier otro instrumento metodológico (percepción cognitiva del “role”, etc.), sino que debe implicar un interés genuino por penetrar en el mundo del cliente, experimentar cómo sería sentirse él y sobre todo desarrollar un sentido de encuentro, que transmita que uno y otro, terapeuta y cliente, están en este empeño juntos.

 

 

Referencias:

Kelly, E. (1997). Relation-Centered Counselling: A Humanistic Model of Integration.

Mears, D. y Thorne,B (2000). Person-Centered Therapy Today, Londres: Sage.

Rogers, C. (1942). Counselling and Psycotherapy, Boston: Houghton Mifflin.

Rogers, C. (1957). The Necessary and Sufficient Conditions of Therapeutic Personality

Vilas-Boas, M. (2001). El Mito de la No Directividad: El Caso Jill. En Farber, B., Brink,D. Y Rankin, P. La Psicoterapia de C.Rogers, Bilbao:Desclee.

Contenido del Articulo

Pocos conceptos gozan en el momento presente de la popularidad de la empatía. De ella se habla al citar los ingredientes de la inteligencia emocional, la educación en la tolerancia, la resolución de conflictos, la relación interpersonal, etc.

Comenzaremos considerando, la empatía, como un constructo que incluye diferentes dimensiones en su constitución. Un nivel mínimo de empatía parece debe existir como un elemento integrante del funcionamiento interpersonal. Si uno no es capaz de percibir, por lo menos en grado mínimo, si la otra persona está alegre, enfadada, rabiosa, etc. Es muy difícil que no tenga dificultades en el contexto relacional. Es probable que este mínimo grado de empatía esencial, sea el promotor de tantos y tantos libros de autoayuda divulgadores de ese concepto.

 

Pero la empatía puede incluir formas de comprensión interpersonal mucho más complejas, que podrían llegar a participar, por lo menos hasta cierto grado, de a experiencia de otra persona, mediante una sintonía hacia ella. En nuestro trabajo nos centraremos, precisamente, en este aspecto de la empatía, que denominaremos “empatía terapéutica” distinguiéndola de esa otra empatía, de carácter más simple y vulgarizado, mínimo constitutivo necesario del entramado personal.

Esta distinción no supone, evidentemente, el reconocimiento de dos clases de empatía, sino nuestra intención de estudiar los grados de su existencia más compleja.

Qué es la Empatía Terapéutica: Clarificamos

El concepto de “empatía terapéutica” puede empezar a ser clarificado a partir de una distinción muy básica. En ocasiones, esta empatía ha sido considerada como una mera variable creadora de una relación preliminar, de manera que el cliente pudiera ser inducido más eficazmente a cumplir con determinadas prescripciones, que eran las consideradas “verdaderamente terapéuticas”. De ese modo se consideraba a la empatía como un prerrequisito relacional más que una auténtica variable terapéutica de intervención. Se reconocía su importancia pero sólo para establecer la relación.

 

Nuestra clarificación de la empatía no se detiene en examinar esta concepción, sino que tiene necesariamente que ir más adelante considerándola como un elemento central y claro en el cambio terapéutico, que incluía un genuino encuentro personal, facilitador de la inmersión en la experiencia de la otra persona como única. La empatía así considerada, no puede, por tanto, ser estimada como una mera variable preliminar, sino como algo central a la terapia, por derecho propio.

 

Carl Rogers y su trabajo con al Empatía

Los trabajos iniciales de Rogers, coincidente con la “terapia no directiva” no mencionaban específicamente el término empatía aunque muchos de los comentarios coincidían con ese concepto.

 

Establecido ya en el cambio hacia la Terapia Centrada en el Cliente, Rogers realizó, la que había de ser con el tiempo famosa presentación de la hipótesis de las condiciones necesarias y suficientes para el cambio terapéutico. Fueron expresadas por él mismo de la siguiente manera:

  1. Dos personas se encuentran en contacto psicológico
  2. La primera, a la que podemos llamar cliente, se encuentra en un estado de vulnerabilidad y angustia (incongruencia).
  3. La segunda a la que podemos llamar terapeuta o consejero, es autentica e íntegra en la relación (congruente).
  4. El terapeuta o consejero experimenta una consideración positiva incondicional hacia el cliente.
  5. El terapeuta o consejero comprende de un modo empático (comprensión empática) el mundo interior del cliente e intenta transmitirle dicha comprensión.
  6. La comunicación o transmisión que el terapeuta hace al cliente de su comprensión empática y de su consideración positiva incondicional, es percibida como tal por el cliente, al menos en un grado mínimo.

Me apresuraré a afirmar que estas condiciones, más adelante especificadas en la famosa triada: empatía, aceptación positiva incondicional y congruencia, nunca fueron consideradas por Rogers como técnicas o conductas, sino más bien como actitudes, que el terapeuta debería necesariamente de aportar a una relación terapéutica, si quisiera dotar a ésta de la eficacia pretendida. No existe ninguna conducta o pauta de conductas que pueda ser considerada como una inevitable expresión de empatía, ni una necesaria expresión de una actitud empática.

 

La manifestación de Rogers a este respecto no puede ser más categórica:

“No tienen un valor esencial en la terapia técnicas tales como la interpretación de la dinámica de la personalidad, la libre asociación, el análisis de los sueños, el análisis de las transferencia, la hipnosis, la interpretación del estilo vital…Cada una de estas técnicas, sin embargo, puede llegar a ser un canal de comunicación de las condiciones esenciales…

Pero de la misma manera que dichas técnicas pudieran comunicar los elementos que son esenciales para la terapia, también podrían comunicar actitudes y experiencias tremendamente contrarias a las condiciones terapéuticas, expuestas como hipótesis ”.

El reflejo de sentimiento y la Empatía

Incluso la técnica denominada “reflejo del sentimiento” a veces empleada por Rogers, de ninguna manera puede identificarse con la actitud empática y por consiguiente ser considerada una condición esencial de la terapia.

Solamente en tanto en cuanto esta técnica sea un canal válido para manifestar la empatía y la aceptación positiva e incondicional del terapeuta, podría ser aceptada como instrumento válido.

“En qué medida la “reformulación”, “clarificación” o el “verificar percepciones” es esencial para la práctica de la Terapia Centrada en el Cliente en una cuestión compleja con interesante trasfondo histórico. En realidad es la empatía, expresada en términos de autenticidad y preocupación por el cliente, lo verdaderamente esencial de la labor de Rogers.

El reflejo no directivo de los sentimientos del cliente es tan sólo una de las muchas técnicas para expresar empatía ante el cliente”.

La empatía no debe ser adecuada o confundida con el “reflejo”, puesto que la empatía es un proceso actitudinal del terapeuta que penetra y percibe el mundo interno del cliente “como si”fuera él mismo, mientras que el “reflejo”es técnica que puede ayudar a ese proceso. Pueden, por tanto, existir otros modos o técnicas que la faciliten.

 

Es claro que el punto clave de esta definición se encuentra en el desarrollo de ese “conocimiento y comprensión” de la otra persona. Existe una cierta unanimidad, en admitir una doble dimensión en la empatía: la cognitiva y la afectiva, o si se prefiere en términos más actuales y exactos, la comprensión y la experiencia.

 

Existen aún muchas incógnitas por despejar, tanto con respecto a su naturaleza, como a su comunicación, a su efecto en el cliente, o al modo de entrenar y preparar al terapeuta para el manejo de esa compleja comprensión afectivo-cognitiva, que incluye su propia experiencia. Lo que sí sabemos es que esa actitud, que denominamos empatía contribuye grandemente a hacernos más humanos, más personas, más nosotros mismos. El arduo camino, por tanto, de su investigación y estudio bien merece la pena.

 

Referencias:

Kelly, E. (1997). Relation-Centered Counselling: A Humanistic Model of Integration.

Mears, D. y Thorne,B (2000). Person-Centered Therapy Today, Londres: Sage.

Rogers, C. (1942). Counselling and Psycotherapy, Boston: Houghton Mifflin.

Rogers, C. (1957). The Necessary and Sufficient Conditions of Therapeutic Personality

Vilas-Boas, M. (2001). El Mito de la No Directividad: El Caso Jill. En Farber, B., Brink,D. Y Rankin, P. La Psicoterapia de C.Rogers, Bilbao:Desclee.

Contenido del Articulo

Formado para facilitar un proceso de ayuda, su tarea implica desde lo que sabe y desde lo que es.

El Modo de ser necesario del Counselor (consultor Psicológico) implica un arduo entrenamiento para el desarrollo de las aptitudes básicas: Empatía, congruencia y aceptación incondicional.

 

Estas actitudes, en una atmósfera de respeto, comprensión, estima, autenticidad, libertad, creatividad, amor, es libre de amenazas para la entrega de uno mismo.

 

Esta atmósfera no es posible si esas condiciones no están primero dentro del propio Counselor. La autoaceptación se considera imprescindible, no perder contacto con la propia realidad aunque estemos centrados en el otro. La congruencia debe ser un modo de ser en el mundo. 

Dejar ser, dejar ir, es una forma de resumir la relación del Counseling desde el enfoque.

Condiciones para ser acompañado por un Counselor

En principio toda persona puede ser atendida por un Counselor, en cuanto su consulta, problemática, crisis, intención y autorrecursos disponibles, concuerden con la posibilidad de un progreso que tienda al cambio, desarrollo y despliegue personal.

 

Desde la mirada del Enfoque Centrado en la Persona toda persona posee las condiciones para desplegar la tendencia actualizante.

 

Si la persona padece algún grado de perturbación o discapacidad mental que imposibilite un proceso de Counseling, el Counselor lo derivara a un especialista.

Como dominar la atmosfera en la Consulta Terapeútica

La atmosfera en la consulta psicológica es la combinación de elementos sutiles pero penetrante que dependen de los factores como la preparación del Counselor para percibir que distancia necesita el consultante y el estado de angustia que desencadena la alarma del consultante.

Una atmosfera no puede ser terapéutica sino está impregnada de seguridad y calor.

SEGURIDAD: Es la base de toda reorganización psíquica

SEGURIDAD EXTERNA: Secreto profesional, social  y legal

SEGURIDAD INTERNA: Seguridad emocional, fuerza para afrontar la angustia, para enfrentarse al propio yo

CALOR: Optimo, ni excesivo ni escaso

Referencias: por Soledad Sarasúa | Resumen propio para catedra de Counseling.

El Counseling o la Consultoría Psicológica es una profesión de ayuda que asiste a personas normales (sin patologías mentales ni trastornos de personalidad) en momentos de crisis y cambio.

Es la disciplina de ayuda que integra, de manera científica y creativa, conocimientos del campo de la educación, la sociología, el trabajo social, la psicología, la filosofía, la teología, y la antropología, con la intención de asistir, habilitar su capacidad de autodirección y su competencia operativa a un ser humano, a una pareja, una familia, un grupo o una organización que presente alguna traba o distorsión en su proceso de crecimiento, desarrollo y despliegue de las condiciones potenciales que posee.


Sus objetivos son, entonces, la promoción del bienestar individual, y social comunitario; la prevención y asistencia ante problemas y/o conflictos personales y vinculares debilitantes del  bien estar individual y relacional; y la facilitación en procesos de desarrollo personal, para promover el despliegue de los potenciales humanos.


En consultorio privado asiste a individuos, parejas o familias en temas como sexualidad, adicciones, crisis vitales, orientación vocacional, maternidad, adolescencia, problemas laborales y relaciones interpersonales.


Diferencias entre el Counseling y la Psicoterapia

Siendo la Argentina uno de los países en donde más arraigada se encuentra la teoría psicoanalítica, en donde “psicología” se tornó sinónimo de Freud, no es atípico encontrarse con demasiadas inquietudes respecto a qué diferencias existen entre un proceso de Counseling a las sesiones tradicionales de diván.

Si bien existe información circulando en Internet, nos dimos cuenta que esta misma no se encuentra muy organizada ni tampoco es tan precisa y accesible para aquellas personas que no poseen muchos conocimientos en la materia.

 

  • El Counseling parte de un modelo filosófico, trabajando con personas “sanas”, en crisis o con alteración en el desarrollo, sin patologías mentales ni trastornos de la personalidad. Su tarea consta en facilitar las capacidades humanas latentes, propias de todo individuo. Se orienta al cambio y/o transformación, a la prevención de la salud mental, la resolución de conflictos, a la facilitación del desarrollo y despliegue personal. Denominamos al profesional “Consultor” o “Counselor” y al que consulta “Consultante”, tendiendo a una simetría en la relación, promocionando que él mismo se convierta en su propia guía. El Consultante no es “paciente” sino “participante activo” de su autodesarrollo, y es en búsqueda de un profesional que lo ayude a conocerse mejor a sí mismo, que acude a consulta. Siendo así, el Counselor no “cura”, diagnostica ni pronostica, simplemente facilita el autodesarrollo y autonomía del individuo.
  • El Counseling es una profesión en sí misma, con su propia formación e identidad de rol, que no deriva de la psicología sino del trabajo social y la educación.
  • No es una terapia en tanto no pretende curar, sino un proceso de ayuda para el desarrollo personal. Es por ello que trabaja más en el presente que en el pasado: no utiliza la interpretación, genera de ser posible una relación de persona a persona, no directiva, no dirigida, que no busca la dependencia del consultante.

Considera que quien más sabe de sí es el que consulta, y que el profesional sólo debe acompañar facilitando con recursos profesionales que el o los consultantes se autoperciban mejor, se saquen los ‘velos’ que les impiden autoreconocerse.

 

  • La psicoterapia tradicional parte de un modelo médico. Por ende, el profesional trata a pacientes con perturbaciones psicológicas que afectan la personalidad y la conducta, buscando la superación de síntomas y adaptación al medio. Su modo de trabajo consta en realizar una lectura del malestar, dirigiéndose hacia el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de este mismo. Existe un “paciente” expectante que adolece, en búsqueda de un “terapeuta” que lo sane, marcando así, una asimetría en la relación. La relación de ayuda se trata como una práctica médica más, lo cual atañe a un estilo de acercamiento al consultante similar al de un médico con su paciente (camilla = diván).
  • Por lo general, los procesos de Counseling son breves y con frecuencia de un encuentro semanal. Si bien cada profesional deberá analizar cada caso en particular, no suelen extenderse mucho más de los dos años. Esto sucede, no porque sea menor o menos profundo sino porque no pretende, como en el caso de la psicoterapia, ocuparse del tratamiento de problemáticas graves de la personalidad como la reconstrucción, orientación interna, análisis, referencia predominante de lo anormal y el pasado. Dichos procesos de cambio suelen ser de larga duración. El Counseling trata lo cotidiano y presente, sin necesidad de analizar lo transitado a fin de encontrar una solución al conflicto actual.

Referencias: Texto de estudios adaptados para la Despliegue Emprendedor,

La entrevista terapéutica es una situación interactiva en la que los participantes ajustan sus repertorios conductuales en función de la meta que se han propuesto alcanzar.

Es el grado en que el entrevistador determina el contenido y el curso de la comunicación que establece con su interlocutor. Puede variar a lo largo de su desarrollo temporal y se extiende desde un grado máximo de estructuración o directividad, a un grado mínimo de estructuración o no directividad.

La noción de estructura alcanza aspectos muy variados de la entrevista, entre los que destacan: 

  • Las intervenciones del entrevistador. 
  • Las respuestas ofrecidas por el cliente. 
  • La táctica general o estilo de la entrevista. 
  • La recogida y formalización de la información obtenida. 

Cuando el objetivo de la entrevista es recopilar la mayor cantidad de información específica, el proceso tiene a organizarse de forma altamente estructurada.
Cuando el objetivo consiste en potenciar la comodidad y disponibilidad del paciente, el terapeuta se esfuerza por interferir lo menos posible en la secuencia comunicativa propuesta por su cliente  

Una entrevista altamente directiva puede convertirse en una especie de interrogatorio: El rapport tiende a disminuir considerablemente. El entrevistador puede incurrir en sesgos al elegir los temas a tratar o de ofrecer alternativas: El tratamiento entero puede resultar inefectivo por su falta inicial de relevancia. 
En las entrevistas no directivas la comunicación puede derivar en una conversación trivial. Los encuentros terapéuticos se tornan inefectivos al diluirse la información pertinente y la responsabilidad ante el cambio. 

Factores que inciden en el grado de estructuración de la entrevista:

  1. El objetivo general de la entrevista. 
  2. La orientación teórica. 
  3. El grado de entrenamiento del terapeuta. 
  4. Las preferencias personales del entrevistador.

Directividad Vs. No Directividad

Características de las entrevistas terapéuticas directivas: 

El entrevistador tiende a llevar buena parte de la conversación, realizando preguntas específicas sobre temas elegidos por él, al tiempo que ofrece frecuentes informaciones o explicaciones del problema planteado por el cliente. 
El entrevistador intenta favorecer los cambios en la conducta del paciente proponiendo acciones concretas que éste debería realizar. 
Para lograr sus objetivos terapéuticos, el entrevistador recurre tanto a técnicas que explicitan el contenido de las verbalizaciones del paciente, como a datos de observación o a la influencia que su prestigio personal pueda ejercer sobre su interlocutor. 

Técnicas Directivas mas empleadas:

  1. El terapeuta define la situación de acuerdo con los métodos de diagnóstico y tratamiento (“No sé que puede pasarte, pero lo averiguaremos a través de las pruebas que realices y por medio de las entrevistas”). 
  2. El terapeuta indica el tema a tratar, pero permite que el paciente lo desarrolle a su manera (“Te importaría contarme más acerca de tus dificultades para dormir?”). 
  3. El terapeuta, además de elegir el tema, lo encauza, con objeto de tener una confirmación, una negación o simplemente más información específica (“¿Con cuanta frecuenta te sucede? Ó ¿Te sucede cuando estás solo?”). 
  4. El terapeuta identifica un problema, una fuente de dificultades, una actitud que sería beneficioso modificar, etc., apoyándose en instrumentos diagnósticos o en presupuestos teóricos (“Una de tus dificultades radica en que no has tenido oportunidad de comparar tu habilidad con la de otras personas”). 
  5. Interpreta los resultados de diversas pruebas psicológicas, sin afirmar ni negar que existan dificultades concomitantes (“Tu perfil, según el cuestionario de Cattel,…”). 
  6. El terapeuta expresa acuerdo o desacuerdo, o cualquier otra reacción personal, ante el discurso o la conducta del paciente (“¡Así se habla!”) 
  7. El terapeuta explica, comenta o da información sobre el tema que se está tratando (“Bueno, una razón podría ser que tú te sientes demasiado inseguro para lograrlo”). 
  8. El terapeuta propone o instruye al paciente para que realice alguna actividad concreta, que él considera que le resultará beneficiosa (“La práctica continuada de la relajación puede ayudarle”). 
  9. El terapeuta trata de influir en la decisión o conducta que adoptará el cliente (“Me gustaría que lo intentara otra vez”).
  10. El terapeuta refuerza explícitamente o infunde confianza al paciente (“No quiero que te desanimes, Sé que si perseveras lo conseguirás”).

Características de las entrevistas no directivas: 

Las verbalizaciones del paciente son más extensas y numerosas que las del terapeuta. 
El terapeuta interviene cuando desea mostrar al paciente que le acepta como persona y que comprende sus sentimientos, actitudes y conductas, al tiempo que refuerza las verbalizaciones del cliente que tocan esos temas. 

Técnicas No Directivas mas empleadas

  1. Definir la situación terapéutica en términos de responsabilidad del paciente para dirigir la entrevista, tomar decisiones, etc (“A veces, contar los propios problemas nos ayuda a ver con claridad”). 
  2. Indicar que se ha comprendido la expresión de un sentimiento o actitud, manifestado en la anterior verbalización del cliente (“Usted se siente muy afectado, claro”). 
  3. Interpretar o responder a aquellos sentimientos o actitudes del paciente que hayan sido expresados de manera implícita o muy sutil (“Supongo que hubiera preferido no venir”).

Técnicas usadas frecuentemente en ambas estructuras de entrevista

  1. Preguntar de manera que el paciente tenga que elegir o desarrollar un tema (“En qué has estado pensando hoy?”). 
  2. Indicar, que, en efecto, se ha comprendido el discurso del paciente (“Uhm, te vas de vacaciones”). 
  3. Indicar al paciente que la decisión la debe tomar él (“Eso depende de ti”). 
  4. Expresar acuerdo o desacuerdo con la decisión tomada por el paciente (“Me parece una postura acertada”).

Una entrevista de orientación requerirá más estructuración que entrevistas dedicadas a la identificación de un problema.
Una entrevista que se realiza en una situación de crisis, requiere más estructuración que una que forma parte del periodo intermedio de un tratamiento largo.

Criterios para determinar el grado de estructuración de una entrevista

  1. La entrevista es decididamente directiva cuando las intervenciones del terapeuta son suficientes, por sí mismas, para mostrar la pauta general que sigue el proceso. 
  2. La entrevista es altamente no directiva cuando, atendiendo exclusivamente a las verbalizaciones del paciente, podemos establecer las pautas que ha seguido el proceso. 
  3. La entrevista es semidirectiva cuando, a partir de las verbalizaciones de uno solo de los participantes, es imposible establecer una pauta o tónica que caracterice el proceso.

 Autores: Rogers – Porter – Silva – Pelechano

Entre sus logros diversos, Carl Rogers fue un pionero en el campo de la investigación en psicoterapia. Siguiendo sus huellas, acabamos de terminar un gran proyecto para integrar a los 60 años de investigación sobre la eficacia de las terapias centrada en la persona y afines. Nuestros resultados han confirmado, reforzado y ampliado los resultados anteriores, usando muestras de más de 180 estudios de resultados científicos.

Estos resultados son una buena noticia para los counselors que trabajan en el Enfoque Centrado en la Persona, ya que proporcionan múltiples líneas de evidencia que demuestra que estos tratamientos son muy eficaces.

Presentamos nuestros resultados en julio pasado en la Conferencia sobre ECP y las experiencias en  terapias en Norwich, Inglaterra.

El ritmo de la investigación en terapias ECP continúa acelerándose y el conjunto de datos que hemos reunido hasta ahora es lo suficientemente rico como para mantenernos ocupados durante varios años. En este punto, sin embargo, las principales conclusiones son claras y pueden resumirse de la siguiente manera:

Conclusión 1:

Para establecer esto, nos fijamos en 203 muestras de los clientes, a partir de 191 estudios, que asciende a más de 14.000 personas. En estos estudios, los investigadores habían proporcionado suficiente información cuantitativa acerca de cómo los clientes estaban antes y después del tratamiento, en este caso la diferencia entre la forma en que los clientes estaban en promedio antes de comenzar la terapia y cómo se estaban después de la terapia.

Las terapias ECP están asociadas con grandes cambios pre-post en los clientes.

¿Qué encontramos? Al igual que en anteriores análisis de pequeñas muestras de los clientes, se obtuvo un tamaño del efecto promedio de 1,01 desviaciones estándar (SD) unidades. Los científicos sociales consideran que se trata de un efecto muy grande, muchas veces mayor que los efectos comunes encontrados habitualmente para procedimientos médicos o medicamentos. En otras palabras, en promedio, las terapias ECP hacer una gran diferencia para los clientes.

Conclusión 2:

Los Beneficios del tratamiento se mantienen luego de finalizado el proceso.

Se investigó si los clientes mantienen los beneficios de la terapia ECP en el tiempo. La respuesta a esta pregunta es sí también. De hecho, nuestros análisis indican que los clientes en todo caso en las terapias ECP muestran leves beneficios adicionales en el primer año después de la terapia (tamaño del efecto: 0,99 inmediatamente después de la terapia contra sd ​​1,12 para el seguimiento menos de un año después de la terapia). Además, estos beneficios se mantienen en y más allá de un año (del tamaño del efecto 1,13 sd). Esta estabilidad de beneficios post-tratamiento es consistente con la filosofía del ECP cliente mejorando la autodeterminación y la autonomía, lo que indica que los clientes continúan desarrollándose por su cuenta después de haber dejado el tratamiento.

Conclusión 3:

Los clientes que hacen terapias ECP  muestran  grandes avances en relación con los clientes que no reciben terapia.

Con el fin de demostrar que existe una relación causal entre el tratamiento con ECP y el cambio del cliente, es necesario comparar los clientes que reciben la terapia a aquellos que no lo hacen. Por ejemplo, algunos clientes que tengan que esperar un período de tiempo antes de comenzar la terapia, por lo que los investigadores pueden ver si se han cambiado por sí solas sin tratamiento, lo que se denomina “diseño de control de lista de espera”. Estos estudios son más convincentes cuando la asignación al tratamiento o no tratamiento (o lista de espera) es al azar (lo que es un “Ensayo clínico aleatorizado” o ECA). Esto se debe al azar tiende a hacer que los dos grupos de clientes más o menos equivalente a empezar.

Se analizaron datos de 60 estudios que involucraron a más de 2100 clientes ECP en comparación con más de 1.900 controles. Para cada uno de estos estudios se midió por primera vez la cantidad de pre-post cambio en los clientes de la terapia ECP, y luego calcula la cantidad de personas en el no-tratamiento o grupo de lista de espera en la ausencia de un tratamiento. Finalmente, se midió la cantidad de clientes más o menos en las terapias ECP cambiado en comparación con ningún tratamiento-clientes. Esta diferencia en la cantidad de cambio es el tamaño del efecto controlado. Hemos encontrado un tamaño del efecto controlado de 0,81 sd, que es considerado como un gran tamaño del efecto.

Los científicos tienden a creer que este tipo de resultados nos permiten concluir que la terapia hace el cambio del cliente. Esto proporciona la segunda línea principal de evidencia sobre la efectividad de las terapias ECP.

Conclusión 4:

Las  terapias ECP pueden ser igual o más efectivas acompañadas de cualquier otra terapia “de apoyo”.

A fin de entender, hemos dividido las terapias ECP en tipos:

(1) Pura terapia centrada en la persona, después de Carl Rogers, que incluye tanto clásicos (no directivos) o relacional (tal como se practica en el Reino Unido) y la más amplia nuevas formas de terapia centrada en el cliente (como se practica en Europa).

(2) Proceso-experiencial (también conocido como centradas en las emociones Terapia), desarrollado por Greenberg, Rice y Elliott, y recientemente reconocida como una terapia de apoyo empírico en los EE.UU.

(3) Otras terapias experimentales, incluida la Gestalt, orientada al Focusing, expresiva y así sucesivamente.

Una vez que las terapias de apoyo se retiraron, los efectos de las terapias ECP pueden verse con mayor claridad.

En un pequeño número de estudios, las terapias más nuevas experimentales de procesos-para los individuos o las parejas de hecho parece ser más efectiva (7 estudios, el tamaño del efecto: 0,35 sd, para los 4 ensayos clínicos, la magnitud del efecto fue 0,55 sd).

Implicaciones de estos análisis

Estos resultados son muy buenas noticias para los profesionales de Enfoque Centrado en la Persona.  Los clientes utilizan nuestras terapias para hacer grandes cambios en sí mismos, estos cambios se mantienen en el tiempo y con más beneficios que las personas que no han experimentado el ECP. Además, nuestros clientes muestran un cambio tanto como los clientes de otras terapias.

Desde el punto de vista político estos datos apoyan la tesis de que las terapias ECP son empíricamente, con el apoyo de varias líneas de evidencia científica, como “estándar de oro”.

Este cuerpo de investigación sugiere que las directrices NICE necesitan ser actualizados, y que las terapias ECP debe ser ofrecidas a los clientes en la atención primaria, el NHS, y otros centros de salud mental. Apoyándose en múltiples líneas de evidencia, tal como se prevé en el presente estudio, proporciona una base sólida para el establecimiento de políticas públicas de salud mental. El déficit en la disponibilidad de la terapia psicológica en el NHS podría ser resuelto de inmediato si las autoridades sanitarias de aprovechar la gran cantidad de formación centrada en la persona consejeros y terapeutas en el Reino Unido.

Para aquellos de nosotros en la tradición ECP, la moraleja de esta historia es que no tenemos que temer de la investigación cuantitativa ya sea resultado o ECA. Sin embargo, si dejamos que otros definen nuestra realidad mediante el estudio de versiones diluidas de lo que hacemos, vamos a estar en problemas. Por esta razón, es imperativo que los terapeutas ECP hagan investigaciones propias.

Como Carl Rogers dijo: “Los hechos son amistosos.”


Por Robert Elliott & Freire Isabel

Nota del autor: Esta investigación fue financiada por una generosa donación de la Asociación Británica para el Enfoque Centrado en la Persona (BAPCA).

Referencias:

Stiles, el Banco Mundial, Barkham, M., Mellor-Clark, J., Connell, J. (2007). La eficacia de intervenciones cognitivo-conductuales, las terapias centradas en la persona, y psicodinámica como se practica en el Reino Unido la práctica habitual de atención primaria:. Replicación en una muestra mayor Medicina Psicológica. Publicado en línea el 10 septiembre de 2007. doi:. 10.1017/S0033291707001511 Stiles, el Banco Mundial, Barkham, M., Twigg, E., Mellor-Clark, J., Cooper, M. (2006).. Efectividad de las terapias cognitivo-conductual, centrado en la persona y la psicodinámica como se practica en el Reino Unido la configuración del Servicio Nacional de Salud. Medicina Psicológica, 36 , 555-566.

Fuente: Meta-analysis effectiveness of pce therapies por Robert Elliott

A pesar de los intereses en el auto-desarrollo y fortalecimiento personal existen todavía, muchas personas que tienen ideas preconcebidas acerca de lo que se trata la consultoría psicológica, y lo que puede y no puede hacer.

Estos mitos y conceptos erróneos son generalmente suficientes para dificultar el progreso del consultante, ya que estas ideas influirán de una manera negativa. Explorar el tema de la orientación es todo lo que se requiere para disipar estos mitos.

Mito 1: Sólo los locos necesitan Counseling

Realidad:

La gran mayoría de las personas, que empiezan algún tipo de proceso, lo hacen simplemente porque están experimentando dificultades y problemas con las situaciones que ocurren en la vida cotidiana. El estrés causado por estos temas puede ser abrumador, y puede hacer que una persona sienta que no es capaz de hacer frente a las presiones de la vida.

Este tipo de consultante busca la ayuda de un Counselor para que poco a poco pueda retomar el control de su vida. La consultoría puede proporcionar capacitación y también puede permitir a un consultante ver sus problemas desde una perspectiva más clara.

Mito 2: ¿Cómo se puede ayudar a un extraño?

Realidad:

A la mayoría de las personas les resulta más fácil abrirse a un completo desconocido, que al compartir sus preocupaciones más íntimas, las preocupaciones y los problemas con sus seres queridos.

Amigos, familiares y colegas en general, nos conocen lo suficientemente bien como para ser capaz de juzgar y controlar nuestras vidas.

Un consultor no tiene ningún interés personal en sus planes o la vida, y por lo tanto puede escuchar activamente cualquier tema que usted siente que quiere expresar. Van a escuchar, desafiar su pensamiento y le ayudará a identificar las posibles soluciones, en un ambiente seguro y totalmente confidencial.

Mito 3: Los Counselors sólo se sientan ahí y no dicen nada

Realidad:

Los Counselors son terapeutas proactivos que trabajarán con usted para identificar las cuestiones fundamentales y para aclarar la perspectiva. Mentalmente lo pondrá a prueba y alentara a la persona a explorar sus creencias limitantes y las ideas.

Mito 4: El proceso tarda una eternidad

Realidad:

El proceso toma el tiempo que usted necesita. No se puede poner un tiempo límite en la cantidad de atención y el pensamiento espacial que una persona pueda necesitar. Cuanto más complejos son los problemas que una persona está tratando, más largo será el tiempo de consultoría.

La consultoría a corto plazo, que dura un período de semanas o meses, puede ser suficiente para los clientes que están más centrados en el objetivo. A largo plazo sin embargo, se concentrará en el desarrollo de bienestar mental de los consultantes y de la personalidad, lo que llamamos Desarrollo Personal.

Mito 5: Todo el mundo sabrá que estoy viendo un Counselor

Realidad:

La consultoría es una experiencia confidencial compartida sólo por el consultante y el Counselor. Las únicas personas que sabrán que está viendo a un Counselor serán aquellas con quien usted mismo lo comparta.

Mito 6: La consultoría va a cambiar a la persona como es

Realidad:

La consultoría le permitirá explorar los temas centrales de su vida y a identificar las maneras en que elije seguir adelante. El cambio es algo constante, y por lo tanto el consultante experienciara un cambio en su manera de pensar en todas las consultas. Todo esto es un avance positivo que ayudará a la persona a liberarse de lo que necesite según sea su necesidad.